viernes, 13 de marzo de 2015

Del Trío Anzuelo

Reflexiones en medio de la transformación


Existen distintos tipos de pescadores. Los que recién comienzan y los experimentados, con sus cajas completísimas y cañas exuberante mente altas armadas con reel's poderosísimos, capaces de arrastrar a la bestia acuática más rebelde y pesada. También está el pescador promedio (donde me siento identificado o partícipe) que, generalmente, disfruta pasar el tiempo; pescando, con sus hijos y sobrinos, porqué no. Les enseña el arte de la pesca y les cuenta que es una de las actividades más antiguas en la historia del ser humano. Este dato no les importa a los niños, metidos en la orilla del río con cañas de caña y una boya en la punta. El promedio les transmite, de forma verbal y deliberada, las cualidades que se necesitan. Cualidades que todos tenemos y las despertamos (no solo) para la pesca; por nombrar alguna de ellas: Paciencia, un pulso firme pero sensible a las vibraciones que la línea (así es como la denominan, en la jerga de los habituales practicantes de esta actividad/deporte, al nylon o tanza; en criollo) manifiesta como la corriente del río o la succión de la Boha. La conexión con el ambiente y la naturaleza y su interpretación seguida de la futura interacción. Amor y una pizca de pasión.
Un tipo, forma o "Ser" pescador es: el pescador sensible
En Baraderos, treinta kilometros antes de San Pedro en la provincia de Buenos Aires, Argentina, es facil vislumbrar, entre todos los pescadores del muelle y los de la orilla, al sensible pescador. Ubicado entre el pescador promedio y el experimentado. Sin dejar de lado al pescador novicio que desborda audacia en sus primeros lanzamientos. El sensible comparte la audacia del experimentado pero con un equipamiento regular, promedio, o mejor dicho, normal. Es ambicioso y persistente capaz de quedarse despierto durante la noche entera intuyendo que el pique es bueno y lo único que pican son los mosquitos, fieles compañeros de los aficionados a la pesca. 
El sensible, rival directo del experimentado que descarta el factor suerte y pone a favor su astucia y experiencia, encuentra graciosa la manera de comportarse del compañero pescador. 
En la madrugada, lineas en lo profundo, el pescador sensible avanza en el ritual nocturno. Despliega su percepción y abandona el deseo pescador prendiéndose de la noche, el reflejo de las estrellas y la corriente del río. Escondido en su carpa sofisticada, con su farol de noche eléctrico, conectado al automóvil, está el experimentado guardián de las cuatro cañas que surcan el lodoso lecho y sus puntas, tensas y arqueadas al máximo por la fuerza que imprime sobre las lineas; aguarda, sombrío, que tintineen las campanillas que cuelga en los aros de las cañas. Elemento delator y, burlón en muchos casos, ya que el sonido que produce al "picar" da conocimiento, no solo al dueño sino, a todos los pescadores del universo.
Un pescador experimentado o uno que recién se inicia en la pesca ¿Siente lástima o sufre al momento de encarnar el anzuelo? La mueca de su rostro, ¿Muestra dolor o al menos asco? En su interior, ¿Pide perdón a ese ser vivo? ¿O alienta a la lombriz y la subestima en pos de que sea mordida por un pez?